jueves, 4 de julio de 2013

Esto es una prueba. No se alarmen

Es erróneo considerar normal que, cuando una persona mayor se deprime, está atravesando un proceso habitual de la propia vejez, por lo que, la mayoría de las veces, estas personas no son diagnosticadas ni tratadas como es debido. Si bien es cierto que, habitualmente, son los propios ancianos los que únicamente describen los síntomas físicos cuando van al médico, es tarea de profesionales y familiares advertir los signos que pueden hacer pensar que tenemos delante un cuadro depresivo. La depresión crónica tiene consecuencias, tanto físicas como mentales, que repercuten directamente en la calidad de vida de las personas, y que pueden empeorar problemas de salud ya existentes y desencadenar algunos nuevos.

Aunque la depresión puede aparecer de forma espontánea, con cierta frecuencia, puede ser desencadenada por algún acontecimiento angustioso como la pérdida de un ser querido al que se estaba muy apegado, y por el proceso de duelo que se origina posteriormente. Conviene decir que no todos los ancianos tienen la misma vulnerabilidad a la hora padecer depresión, pero sí que parece ser que las mujeres tienen un riesgo algo mayor que los hombres.